27 de mayo de 2012

Segunda carta para Amely


Amely le estoy buscando y no la encuentro, ¿Dónde estas? Cierto que te cortaron las alas, cierto que lo planeo aquella maldita bruja. Sucedió en su secuencia ¿Te habrán realmente cortado las alas? ¿Dónde estas? Yo la sigo buscando, aunque mis palabras vayan cambiando de forma y signifiquen otras cosas.
Hace tiempo encontré su respuesta, me llego de la mano de los pájaros y solo pude tirarme en el pasto a ver las estrellas. Si vieras que bella que era la noche, de bajo de aquella luna podrían haberse bailado tantos tangos... y hora Amely, ¡no estas!, no lo se, yo lo presiento Amely y déjeme decirle que no me rendiré, aunque no rendirse sea ser borrado de su frágil memoria.
Se desvanece su presencia Amely, pero no es que te desvanezcas, ¡no se asuste! Es que hay una neblina que se interpone entre nosotros, y soy el único delirante, que haciendo caso omiso a otros, quiere atravesarla, pero no deseo hacer nada que pueda afectarle... Solo me quedo mirando la neblina con ojos ilusos y medio atontados, deberías ver mi cara, de seguro estallarías en carcajada.
Se que esta nueva carta tiene un cierto estado triste, pero comprende que es la única manera de transformar el agua en papel, ese es el poder de este pobre loco que aprovecha al hacerle uso. Solo quiero ver la luna en sus labios dibujando una sonrisa... Y se que no debo decirle nada, que debo quedarme mudo, pero mis manos engañan al cerebro y empiezan a moverse, no parando de escribir, ¿Me comprende?. ¡Malditas manos! Quizás un día desaparezcan y chau problema, pero ahora no se que hacer con ellas, si retarlas o dejarlas seguir. Esto es un secreto Amely, pero aunque suene a despedida, yo se que nunca la podrán cortar las alas y que nunca dejará de volar..
Que dilema Amely, ¡Qué dilema!, voy a volverme loco, si continúo dando vueltas sobre el asunto... Ya no puedo ayudarle por más que lo desee, ya estoy metido hasta el cuello en el pantano y si me muevo me hundo. Ya confundí pensamientos con sentimientos, ya tropecé mientras caminaba y soy propenso a tropezar, como los colores a oscurecer ante la presencia del negro. Vuelo entre nubes mirando al mundo y entres tantas nubes sobrevienen los pensamientos, pienso que siempre me olvido los parámetros de la gente común y por ello los mios son distintos, o ¿Será que pienso que me olvido que me manejo con parámetro diferentes a los reales?, vaya a saber yo que pienso, solo se que generan discordancia de igual modo...
Amely, ya deje de ser Juan, ahora solo soy Gregorio y en cualquier momento dejo de ser al perderme en las esquinas, encontrarme subido en árboles y creerme Tarzan. Amely, no deseo saber donde estoy y nunca lo desee saber, el dónde nunca me importo, me importo el cómo, pero... que se yo, las incertidumbres me atan, como me atan las cuerdas al primer pilar que encuentran al ser manipuladas por ciertos seres cuerdos, y los sentimientos me queman como lo hace el cuerdo al verme como alguien perjudicial.
Amely, ya no soy Juan, pero no me animo a decirme Gregorio, y si alguien se atreve a sumar “g”, “r” y “o”, ¿Dará s?... ¿Por qué he de buscar patrones en la rotura de un frasco?

¿Quién se tropezó con aquel balde?,
¿No ven que ahora el agua se esparce por la vereda?
¿No ven a los niños haciendo barquitos?
-¡Tengan cuidado!,
no vayan a naufragar,
son delicados,
no vaya su tripulación a caer.-

grita alguien con voz sincera y protectora...
Y por las cañerías desea escaparse
ese hilo de agua,
y los barcos quienes se sienten reyes del mundo
la acompañan a ese destino,
mientras los niños sonríen, gritan y juegan.
Nadie entiende, piensa aquel loco
que mira todo sentado
desde la esquina,
¿no ven que ese balde no pudo pararse?,
¿quien se tropezó con aquel balde?...

Amely, ¿Acaso ya nunca la encontrare?, sus pisadas han sido borradas del este, oeste, norte y sur, se ha desfigurado su imagen en mi memoria. Amely ¿Donde estas?, solo me queda el frío de la intemperie y el sonido de las lágrimas acompañando al de mi respiración.
No volveré a buscarla, me ha dejado en claro su silencio, cual debe ser mi proceder. No volveré, pero la esperare en lo alto de aquella montaña contemplando los abismos. Esperare hasta que el tiempo devenga en viejo, hasta que las águilas conformen magnificas coreografías y, hasta que las nubes jueguen entre ellas.
Creo estar loco pero no me llamaría Juan si no lo estuviese, no me dirían Gregorio si este pobre delirante se dedicase a ver solo realidades.
Solo puedo decirle que creí ver sus ojos, y quizás ese creer, mi creer, me llevo a la locura, y quizás el querer creer me llevo a la cordura. Creí que ellos no estaban vendados, pero ahora salí entristecido al creerte momia. ¿Quién eres en todo momento?, ¿Cuántas facetas de ti yo conozco?.
Cuanto me duele decirle estas PORQUERÍAS, me agarra tremenda rabieta, pero ¿Qué quiere que le diga alguien que se siente herido?.
Cuanto me duele decirle estas porquerías, pero ¿Qué quiere que le diga alguien que nunca espero lo que sabia que no podía recibir, pero solo se dispuso a entregar lo que sabia que querías recibir?.
Amely, no se si le llegaran estas palabras, no se si habrá una nueva respuesta, pero yo esperare al tiempo que sabe contestar, yo esperare en los abismos que saben hablar. Y de nuevo me quedo con aquellas palabras que nunca le dije, porque nunca considere poder decirlas a su oído. Creo que el adiós fue hace mucho, pero este será un adiós que no desea ser definitivo...
...Adiós Amely, adiós...
Con tristeza y amor Juan Gregorio Rivas 

No hay comentarios:

Publicar un comentario