Querida Amely:
Ayer estuve toda la noche desvelado
en los pensamientos, pensé en quitarlos con tinta, manchando el
papel con palabras pero algo me impedía el levantarme, me agarraba a
esa cama putrefacta, y me creí paralizado, pero, por suerte en la
desgracia, podía tan solo moverme para las costados.
Ayer pase toda la noche entre enredos,
¡Mi cerebro dentro de una licuadora!, ¡Imagínate!. Pero... No fui
capaz de decir palabra alguna, de romper el silencio eterno, ni
siquiera con el sonido del lápiz quien al rozar con el papel se
desgasta.
El otro día la quise ver, camine
hacía el sur creyendo que le encontraría en el norte, mis pasos se
borraron en el este y mi sombra cayo sobre el oeste, pero usted
estaba en el norte y mi presencia quedó en el sur. Después volví
entre cuadras desconocidas, mis pasos no solo estaban marchitos, a la
par fueron borrados por el viento sereno. Ahora sabiéndote en el
este tome tal rumbo pero por causa extraña y extraña razón me
desperté en el oeste.
Fueron días de desencuentro los que
no existieron y al viento grite -¿Amely dónde estas?- no hay
derecho a no encontrarle. Yo se que la vi Amely, o por lo menos a
varias de cabello morocho, pero ningún rostro coincidía con su
rostro, nada de nada, solo eso...
Esta carta que le mando Amely, preste
atención en lo que iré a decirle, no tiene dirección pedo le
aseguro que enviada será, quizás para, a las manos correctas llegar, necesariamente se deba extraviar y, llegado el momento, el
viento norte la llevará al oeste y, llegado el momento, el viento
sur será diferente.
Me olvide Amely, me olvide, ¡Esto es
terrible! (¡que desesperación!), me olvide las palabras en el
cajón, creo que algunas ya quedaron viejas y otras tomaron mal olor,
hay algunas picaras que tomaron otras cuestiones, peor aquellas que,
a ese maldito encierro, se acostumbraron, algunas hasta me resultan
irreconocibles.
Quizás ni siquiera exista la fecha de
envío, quizás solo escape de mi la carta y al suelo caiga... El
tiempo se encargará de todo (¡Mierda!, cuanta responsabilidad, debe
pensar).
Amely, ¿Será cierto lo que dicen
algunos?, ¿Será posible que tengan razón, o no hay razón de ser
para ellos?, ¿Como es posible que no poseas carne ni tampoco
huesos?. Me gritan esos desquiciados que no eres un ser como tal y no
soy, ni siquiera capaz de figurarme como será tu interior.
AMELY, AMELY... ¿qué nos depararán
los murmullos?, ¿Cuanto silencio hay en esta habitación? (¡huy!,
eso no era pregunta). Siento poder tocar el techo con los dedos de
los pies y gritar de alegría sin tener que abrir la boca mientras
que, con los ojos, saco las mejores melodías que un bandoneón puede
esconder, ¿Lo escuchas?, guarde un poquito de música entre los
pliegues del papel para que suene mientras lees la carta pero, solo
cuando te enteres de su existencia.
Amely, dejeme decirle una cosa, por
favor Amely, se lo ruego, se lo suplico si quiere. Yo se que quieres
hacer ojos ciegos pero las letras no son como las palabras,
permanecen en el tiempo sin perecer, permanecen estáticas alejadas
del movimiento, casi sin vida y es por esto que a veces generan
tantos malentendidos, el lector viendo que no poseen vida al leerlas
le transmite vida, pero la vida que, a él, se le antoje en ese
preciso momento y es por eso que pueden diferir completamente (a
veces) de la vida original que tuvieron apenas nacieron. Es porque
son así, nacen y mueren continuamente, ese es su secreto... Entre
tantas palabras Amely me olvide que iba a decirle, ¿Puede creerlo?,
y tanto que le insistí para, ahora, estar en el mismo principio pero
sin suerte, ¡Que desgracia la mía!, bueno... pero no es para
andarme de quejas y menos de penas, es para andar de sonrisas y
alegrías, de vivir los presentes.
Me parece que esta carta me salió
corta, otro día le prometo escribirle menos palabras para ver si lo
alargo un poco, y sobre todo juro que, hago todo el esfuerzo posible
para escribir algo incoherente cosa que, le quite la monotonía a la
carta.
Espero que este dibujo de lineas que
dicen ser letras le haya gustado, ahora procedo a marcharme de este
lugar para dejar estas letras en el olvido hasta que, su respuesta me
refresque la memoria... Muchos saludos acompañados con abrazos y
besos mientras un diluvio de endorfinas nos hace de cortinas. No
estaré esperando la pronta respuesta pero si saldré a buscarla, es
necesario que lo sepas.
Amely (reelea y ponga aquí
tono de susurro y en ese mismo tono me despido)
Con amor... Juan Gregorio
Rivas
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