Ya no esta, se fue apenas sobrevino la
noche, cuando otras sombras ocultaron su sombra y yo... yo llegue
tarde a buscarla, mientras me envolvían las sombras que trate de
quitarlas de mi cuerpo con las manos.
Era tarde para el pasado, aquí recién
se forjo el futuro sin haber ya posibilidad de modificarlo. Llegaste
tarde gritó el eco de una voz de mujer, llegaste tarde gritó luego,
o antes, una furiosa voz masculina. Ni siquiera se ven los pasos en
el suelo, el silencio ya oculta las voces pretéritas y la oscuridad
las voces futuras.
Pequeño pozo en el que cae al no
poder ver, sus gritos apagados por la profundidad, sus sollozos ni
siquiera importan y ni siquiera sabemos quien fue el que cayó en el
pozo, sí era ella, era yo, era él, alguien o nadie. Pero que
importa responder aquella duda, si en este paraje lejano no queda
rastro del rastro, y tengo que hacer el esfuerzo de hablarme para
saber que sigo existiendo.
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