7 de noviembre de 2014

Supongamos que Cortázar fue panadero.


Hola, quiero un kilo de pan miñón. No señora, no me quedan pero tengo este que se llama Rayuela, le puedo ofrecer un kilo del capítulo 1, recién salido del horno. También puedo ofrecerle Los Premios o el Libro de Manuel que están más doraditos. Deme el de Rayuela, ¿pero puede explicarme cómo se lee? Usted puede leer pan por pan mientras se los manduca o buscar la numeración correspondiente a cada uno de ellos en ese folletopan con instrucciones precisas.

Claro que en esta suposición no se piensa en los problemas emocionales con los que debe cargar el cliente, ¿Cómo comerse un bello poema? Algunos preferirían no comerlo y almacenarlo. Luego surgirían los coleccionistas de pan, tendrían habitaciones especiales preparadas para conservar los panes, ordenados en grandes cajas. A los coleccionistas con el tiempo se sumarían las subastas, 10000 pesos por el medio kilo de pan que contiene Lucas y sus pudores, 15000 por el capítulo 13 de Rayuela y algunas ediciones únicas alcanzarían precios descomunales. Ni hablemos de comerlos en plena plaza pública ya que habrían puristas del pan literario que lo repudiarían, a tal punto que lo compararían con robar y pedirían castigos, los jueces no les darían pelota y se armarían bandillas que harían justicia por mano propia, tirándoles huevos y reboleándoles el pan por la cabeza. De a poco se consolidaría la revolución cultural, gastronómica literaria. Los titulares de los diarios rezarían “Crecen las ventas del panadero loco y disminuyen las ventas de las librerías”.

18 de septiembre de 2014

Ferdinand Sirenk, su obra y la crítica

             Ferdinand Sirenk nació en él año 1977 en la ciudad de San Luis, hijo de inmigrantes alemanes, estudió en la Facultad de Filosofía y humanidades la licenciatura en Artes y se gradúo en el 2002. En el transcurso de estos años ha realizado varias obras de las cuales destacan: “la construcción”, una réplica pequeña de una solida pared de ladrillo, “puntos de vista”, un cubo donde en cada cara se encuentra una escena influenciada por una perspectiva ideológica, “La pureza”, una rosa petrificada. Consolidándose como uno de los mejores artistas contemporáneos, sobre todo con su última creación, que muchos la consideran su obra magistral, ha dejado a toda la crítica estupefacta, la misma se encuentra en el centro del museo de arte contemporáneo Kaleidoscope de la ciudad de New York. A continuación transcribiré algunas de ellas.

                “El señor Ferdinand Sirenk ha dejado en su última obra, la que quizás se consagre como su obra maestra, todo su genio artístico por lo cual frente a ella, el público ha quedado obnubilado pero esta palabra de tal talante es atribuible en su sentido positivo al selecto grupo de intelectuales y en su sentido negativo al populaje.
                Nuestro querido Ferdinand, por su simpleza, puede ser duramente criticado por algunos, pero es en esa simpleza donde sale a la luz su visión más profunda del mundo actual, Sirenk ha plasmado con un vigor único su propia visión. 
                En ese elemento central, de color oscuro y pequeño, radica la fuerza de su crítica.”
John Velard, Modern Art and Fashion, nº 101, año 2013

                “Bordeando los límites de lo aceptable, la obra de Sirenk Ferdinand es una mierda, el artista es parte del movimiento que se encuentra en perpetua ruptura con el arte clásico y la intención de Ferdinand hace suponer que quiere mandar todo al diablo. A pesar de este detalle, en ella confluyen todos los elementos destacables del arte moderno y a través de ella le permite expresar una sólida opinión. Con este artista podemos, en un primer análisis, crear un concepto erróneo pero como espectador tenemos el deber de encausar nuestra mente para encontrar la relevancia de la obra.
                Dicho en otras palabras y para concluir, la genialidad de Ferdinand trasciende los límites, incluso hay intelectuales que se reconocen no estar a su altura, crea dentro del movimiento un subparadigma a seguir”
March Simond, diario Nuevo del día 08/03/2013 en el artículo Ferdinand y su arte

                “En este mundo actual existe una tendencia excesiva a llamar artista a quien no merece serlo.”
El trangresor, el pseudo artista, El arte y el desastre, nº 15, año 2013

                “¿Y qué seguirá después? ¿Huevos podridos? Nuevamente este artista desconcierta y es una muestra cabal que para auto denominarse artista solo basta tener la astucia para engañar a la gente”
Lara Lason, la gallina de los huevos podridos, el arte en sus partes, nº 22, año 2013

                En el museo de arte Kaleidoscope encontraremos en medio del salón una obra que parece salida de un inodoro. Nos topamos con una cápsula de vidrio en cuyo interior se encuentra, sobre una superficie de tierra, un pedazo de materia fecal.

8 de septiembre de 2014

Sin llanto, sin ropa y sin ella.

Allá, en el pasado largo, malinterpreté la flor, era invierno aún y creí en la calidez ajena de la primavera, hoy me culpo mi falta de tacto, revivo aquellas suaves figuras dibujadas en giro horario, mientras pienso en el cambio del agua, en la pretérita timidez de la oruga y la posterior soltura de la mariposa, como si fuese el reflejo que veo en este charco. Mea culpa de la lentitud del caracol, preferiría haber interpretado a la tortuga y no caer en equivocaciones infantiles como la liebre de la infancia. Luego en el capullo de la flor antes de abrirse vi crecer millones de vidas, cada una a su tiempo hasta que el sol irradiante acabo con sus esperanzas, no supe advertirles a tiempo ni manejar la posibilidad de la nada. Quede mudo entre la tempestad y la nada, cayeron varias manzanas y quede ajeno a la escena de títeres. Con un dejo de melancolía partí para ver las historias de los algarrobos y pumas, me enamore del caldén y en la vuelta final de la circunferencia lastime al jacaranda, nada pude hacer para evitarlo, más reconozco no intentarlo. Con la frente erguida y el cuerpo erecto acompañe largos días al caldén hasta que el destino giró la arena. Lagrimeé en la despedida, debo confesarlo pero las piedras siguen tanto como el cielo y era de esperar que de  las huellas pasadas nuevas sean marcadas, me tope de vuelta como en esas historias en que todo gira hasta tocarse la cola con viejas flores, ya crecido yo por el paso de los arroyos, y nuevamente quede mudo, atónito y desconcertado. Di media vuelta al tornillo y otra a mi cabeza, me senté a esperar la lluvia y luego corrí a buscarla, el sol y las pocas nubes me desalentaban por cada paso. Más yo devenido en halcón me sentí temido pero a pesar de la grandeza odie ese nuevo rostro, transmute hasta volver al mismo, dubite y le cante a las rosas nacientes, al verlas crecer repentinamente antes mis ojos me atreví a sonreír. Como Quijote me sentí héroe, me envalentone, me puse la mejor pilcha y jugué a ser Alejando Magno, incrédulo al conquistar el naranjo y los cerezos salté desde el Aconcagua, mire la tierra y arriesgue todo. Sentí como la tempestad del viento volvía y volvía sobre mi rostro, era el karma del tiempo de atrás. Lo afronté sereno como la oruga que afronta su destino.

En lo inevitable del tiempo, cuando los rumbos parecían ya no converger más, el pretérito renovado se convirtió en presente perfecto. Compuesto de colores radiantes el horizonte fue perdiendo su brillo a medida que se adentraba la noche. En el último suspiro del día viré lentamente hacia la soledad de los pájaros. No pude soportarlo y ahí incite al eco del halcón, a la locura quijotesca y a la máscara de Alejandro quienes, pendiendo como la espada de Damocles, sellaron mi destino. Al saber de mi falta cómo un último acto heroico marchite las rosas y llore su destino.

Juan Gregorio Rivas

18 de agosto de 2014

Tratado sobre eso que llaman ética

                  La ética es una palabra compuesta por 1,2… 5 letras y lleva un tilde en la “e” muchas veces omitido por centenares de estudiantes y/o personas corpóreas a la hora de escribirlo. Aunque nos resulte extraños es imposible la omisión de dicho acento cuando pronunciamos la palabra en voz alta, en caso de omisión no sonaría para nada bien, imagínese que sea dicho como etíca o etica, obviamente habrá cierto ruido en esa pronunciación. Resulta llamativo que nadie sea capa de visualizar en el sonido el acento pero es mi deber informar que hay variaciones en la onda que se ve modificada cuando se trata de una “é” o una “e”.
                  Dicho todo esto, lo cual me servirá de pie, pretendo empezar mis clases sobre los colores donde procederé con suprema paciencia y tratando de ser lo más cauteloso posible.  De esta manera garantizaremos seguir firmemente los principios de la ética respetando el libre albedrio del color, su libertad a mezclarse, sus derechos adquiridos y la manutención de los mismos. Por lo expuesto deberemos respetar al rojo cuando se niega a cambiar parte de su personalidad, al convertirse en violeta, luego de mezclarse con el azul. Claro que deberemos calmar al azul ya que este se encuentra impaciente por perpetuar tal transformación. En cambio observamos mucho más viable la producción de naranja porque tanto Don Rojo como la señorita Amarilla así lo desean. Don Blanco suele mezclarse con Don Negro para crear una diversa escala de grises. Ruego también tener el máximo cuidado: una mezcla mal hecha puede dar nacimiento a un color sin vida, incluso el derrame de colores es capaz de producir un monstruo pero, una unión de franjas de colores puede hacer uno de esos locos arcoíris.
                 Pero esto que llamamos ética no solo la vemos presente en la formación de colores, sí préstamos atención en nuestra vida diaria la encontraremos aplicada en un sinnúmero de actividades cotidianas.
                 Incluso para impresión y asombro de muchos, en el juego de ajedrez donde tomamos tantas decisiones que resultan ser importantes, pueden ser estas regidas por la ética. Aunque generalmente el jugador hace caso omiso de ella, usa y se vale de diferentes medios para olvidarse de su existencia, hasta llega a rechazar sus propuestas e incluso despreciarla… Puede darse el caso que el jugador regido por la más absoluta y estricta de las éticas se meta en dicho juego y, sin contaminarse, gane la partida. Pero en caso de que se de este hecho, el jugador supuesto deberá tener el más absoluto cuidado dada la existencia de miles de jugadores que aborrecerán la ética y estarán dispuestos a presentar las más extrañas batallas ajedrecísticas para refutar esa maldita ética y posteriormente desterrarla. Incluso puede pasar que todos estos jugadores, de alguna forma meramente extraña, que escapa a mis ojos, realicen una unión mágica donde todos ellos jueguen la partida dentro de un solo sujeto corpóreo. Es este el caso más complicado en los posteriores análisis: un simple partido de ajedrez…
                 Para no adentrar tanto en detalles, me permito el siguiente desvió. ¿A alguien se le atravesó por la mente pensar cual es la intervención de la ética en los caramelos? Si nos remitimos a la cotidianeidad es difícil visualizarla ya que el quiosquero a quien le transferimos varias objetos metálicos por un puñado de caramelos nos los entrega mezclados en la misma bolsa como si por el solo hecho de llamarse cada uno en cuanto a unidad y esencia caramelo le transfiriese una generalidad y homogeneidad respecto a los otros, eliminando de tal forma los tanto matices que como sujetos corpóreos conllevan: esto es color, textura, forma del envoltorio y ni hablar de cosas tan intrínsecas como el sabor. De esto es que al toparnos frente a la bolsa de caramelos perdemos nuestra mirada objetiva y global y la convertimos en una tan limitada y banal que transformamos la mera acción ética en una acción que se torna vacía por ser  tan repetitiva y común. Pero queda como nosotros, a posteriori, el deber abnegado de llevar a cabo con la precisión del relojero la subdivisión en grupos de los caramelos comprados. Más a posteriori por expresarlo de algún modo tendremos que hondar en la ética  ahora revelada, por lo tanto estamos frente a una doble tarea que por lo mismo se nos presenta como ardua.
                La ética se presenta tan avasalladora, tan universal que hasta en el juego de los niños la encontramos. Y se preguntaran ¿De qué juegos está hablando? De todos pero de uno en particular y con uno en particular me refiero a la mancha. Ante su mirada incrédula me parece que debo  pararme a explicar detalladamente como la ética conduce tan inocente juego. La suntuosa ética se presenta en la mancha en su mismísima esencia,  me explico mejor: en el hecho de tener que hacer un efímero contacto pero definitivo con otro sujeto con el único fin de transferirle ese poder invisible que lo hará tan temible al “Destinatario” y hará lo contrario con el “Emisor”. Vean como se renueva el hecho pretérito del uso del lenguaje para referiré a la ética y su inexorable conjunción. Pero el Destinatario ahora devino en Emisor y ahora como sujeto-emisor deberá valerse de su libertad de elección para determinar a cuál sujeto perseguirá a través de pasos rápidos conocidos como correr o determinar a cual no perseguirá. Así  la ética se presenta como imparcial, el sujeto debe elegir entre múltiples caminos y cada uno configurara el futuro de forma inexorable, tan es así que hasta puede condenar al juego a su pronto fin.


Juan Gregorio Rivas

5 de abril de 2014

Boceto I

Ausencia, ruido y silencio.
No queda nada en este cajón.

Juan Gregorio Rivas