Observas
desde esa indómita posición al tiempo pasar, te acurrucas desde ese rincón
lejano mientras ves los pies de las personas al andar, solo ves caras
desfiguradas, rostros sin contornos. Creyendo tú mismo en tú locura decidís
abandonarlo todo, alejándote sobre el abismo, columpiándote en ese fino cable
del cual podes perder el equilibrio en cualquier momento, o peor: este se
cortara como alguna vez ya se corto tú cable a tierra, y tú no te apresuras
porque no debes hacerlo, porque sabes que no debes hacerlo, que el apresurarse
en ciertas ocasiones es en vano y ahora a ti te gustaría que se apresuren los
demás en llegar o por lo menos en abandonar ese paradigma idiota que para ti
los gobierna y los esclaviza bajo un concepto de civilización tan alejado de la
realidad, de su ser metafísico, que sin cuestionamientos se lo confunde con
ella como si se pudiese confundir al diablo con dios y a veces lo sientes tan
natural, lo ves tan natural que te enloquece el solo hecho de ver tantos
cuerdos caminar como si nada en el mundo pasase. Te enloquece ver caretas y
caras sin rostros, y rehúyes en dirección al delirio quien a brazos abiertos te
espera sonriente, te espera con la sincera intención de brindarte cobijo, de
brindarte contención, como un manicomio invitándote a la locura, un manicomio
con la sana intención de transformar a todo cuerdo en un loquito más, un
manicomio elevado a la -1.
Y tú
descansa con una sonrisa entre tus labios.
Es impresionante como pareciera que los "yo" viven en una lucha constante por tomar un poco de control..
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