12 de diciembre de 2011

Cordura insana, cordura enfermante



Observas desde esa indómita posición al tiempo pasar, te acurrucas desde ese rincón lejano mientras ves los pies de las personas al andar, solo ves caras desfiguradas, rostros sin contornos. Creyendo tú mismo en tú locura decidís abandonarlo todo, alejándote sobre el abismo, columpiándote en ese fino cable del cual podes perder el equilibrio en cualquier momento, o peor: este se cortara como alguna vez ya se corto tú cable a tierra, y tú no te apresuras porque no debes hacerlo, porque sabes que no debes hacerlo, que el apresurarse en ciertas ocasiones es en vano y ahora a ti te gustaría que se apresuren los demás en llegar o por lo menos en abandonar ese paradigma idiota que para ti los gobierna y los esclaviza bajo un concepto de civilización tan alejado de la realidad, de su ser metafísico, que sin cuestionamientos se lo confunde con ella como si se pudiese confundir al diablo con dios y a veces lo sientes tan natural, lo ves tan natural que te enloquece el solo hecho de ver tantos cuerdos caminar como si nada en el mundo pasase. Te enloquece ver caretas y caras sin rostros, y rehúyes en dirección al delirio quien a brazos abiertos te espera sonriente, te espera con la sincera intención de brindarte cobijo, de brindarte contención, como un manicomio invitándote a la locura, un manicomio con la sana intención de transformar a todo cuerdo en un loquito más, un manicomio elevado a la -1.
Y tú descansa con una sonrisa entre tus labios.

1 comentario:

  1. Zacarias Flores del Campo31 de diciembre de 2011, 18:45

    Es impresionante como pareciera que los "yo" viven en una lucha constante por tomar un poco de control..

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