Alguien se
asoma por encima de la pared, mirando con cierta curiosidad hacia el horizonte,
levantando la vista para alcanzar lugares más lejanos pero aquella pared se lo
impide como una barrera, un obstáculo levantado entre él y el afuera. A veces asoma
su mirada por las pequeñas aberturas con cierta nostalgia de algo que él no
conoce, pero esa pared se extiende a lo largo y alto de su mirada, y el
creyéndola un obstáculo difícil de atravesar ni lo intenta, permaneciendo de
ese lado en solitario tirando una que otra piedra contra la pared con el único
fin de pasar esas largas horas de aburrimiento, tristeza y soledad.
Y quizás
todo sea producto de la perspectiva, de su visión, tal vez sus ojos lo estén
engañando o él prefiera engañarse a sí mismo y la pared no sea tan alta sino
unos pocos metros, quizás cinco, y el largo sea de apenas unos cientos de
metros hacia ambos lados y sea él quien en ese maldito auto-convencimiento no
sea capaz de esquivar aquel obstáculo.
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