5 de junio de 2012

Palabras...


Y se desvanecieron las palabras en el papel, ellas cargadas de significados y sentires no supieron llegar a la mano que las precisaba.
Las malditas palabras no sufrieron efecto alguno allá, merecían perecer y merecían morir, merecían eso y mucho más.
Desterradas quedaron ellas de la memoria y las memorias. ¿Dónde quedo su compás?, ¿Cuándo perdieron el ritmo?,
ya no merecían ser llamadas palabras y se hundieron en el abismo...
mezcladas en el todo se juntaron con la podredumbre.
¡Vaya!, ¿Qué plan tienen ahora que creen poseer la mansedumbre?

Maldito aquel día en que el fuego devoró el papel y la tinta desapareció entre sus cenizas.
Se borra lo escrito en el mundo y...
Nadie fue capaz de detenerlo al grito sereno de -¡Detenedlo!.
Nadie es capaz de afrontarlo al grito sonoro de -¡Afrontadlo!.
Pero nadie, siquiera, será capaz de mirar al unisono grito sonoro de -¡Miradlo!-
¡Hay, que tristeza se vislumbra en los ojos de aquel delirante!.
Que pequeña gota salina solitaria al suelo cae para solo decir presente.
Y esa epopeya griega, que no fue, se acabo en la palabra extinta.
Ya nunca los destinos serán cruzados de forma tan incorrecta, y la palabra, ¡La bendita palabra indicada!, renacerá con el ímpetu de la gloria.
Y esa bendita palabra esta vez llegará a las manos indicadas brotando sus alegrías.

1 comentario:

  1. Hay palabras que se las lleva el viento,
    pero hay otras que llegan.
    Que tengas una buena semana.
    un saludo.

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