Clothilde – No le había dicho ya. Vio la que
hizo la Susana, ya le había dicho doña Mercedees que me traía sensaciones
extrañas, que en cualquier momento ¡esa! se mandaba una.
Mercedes – Ya no se sabe ni que esperar de la
gente, mire ahí viene Rosa, preguntemos haber que piensa ella.
Clothilde - ¿Cómo le va?, ¿se entero lo de la
Susana?, ¿Sabe la que hizo?
Rosa – Parecía tan santita la chica, pero de quien
más santo parece más hay que desconfiar.
Ayer la vi con el Pedro caminando de la mano, pero no se me cruzo pensar en el
Adolfo.
Clothilde – Pero que mosquita muerta, pobre
Adolfo, el trabajando y trabajando mientras esa ingrata se la pasa de la mano
con el Pedro…
Mercedes – ¿Crees que es para tanto?, vaya uno
a saber que habrá hecho el Adolfo.
Rosa – Trabajar, que va ha hacer, trabajar
para que el Pedro se divierta... ¡Qué desagradecida!
Mercedes – Igual figúrese que el Adolfo cara
de santo nunca tuvo, más bien tiene la de un santurrón.
Clothilde – Es que son solo deslices como el
que tuvo con Celeste, una noche con un par de tragos más y bueno, cayó sin
quererlo... Sí me lo dijeron el otro día. Imagínese usted trabaja y para colmo
esta Susana se las trae mal.
Rosa - ¿Limpia por lo menos o es de esas
quienes se creen las superadas y pretenden que venga y lo haga otro?
Clothilde – Pero que va a limpiar esa chirusa, dice que se va todos los días al trabajo pero esta “deschavada” incumple con su deber.
Clothilde – Pero que va a limpiar esa chirusa, dice que se va todos los días al trabajo pero esta “deschavada” incumple con su deber.
Mercedes – Alguna vez yo soñé con trabajar,
independizarme un poco mi marido no me dejó. ¡Qué desgraciada!, ¡¡¡Que
desgraciada!!!...
Clothilde – Claro que el Arnolfo no la va a
dejar, si no te corresponde, después... Una se transforma como la Susana
después. Mire a aquella otra, la Margarita que ni bien se estableció en el
trabajo se separo, pobre el Juan que quedo destruido. Menos mal para él que
encontró rápido consuelo, en cambio la Margarita todavía está sola.... Si se lo
tiene merecido.
Rosa – Otra con cara de santita, aunque dicen
que Juan la engañaba.
Clothilde – Y seguro, esa no hacía nada para
que el otro no desvíe sus ojos, se lo debe de haber tenido merecido también.
Mercedes – Yo escuche un par de gritos una vez
que pasaba cerca de lo de la Susana, parece que no andan bien las cosas
Clothilde – Claro que no van a andar bien y el
pobre Adolfo pone todo para poder rectificarlas.
Mercedes – Pero por los gritos parece que era
el Adolfo el problema, ella lloraba y para colmo sentí que hubo algo más.
Rosa – Si, desde mi casa se sintieron gritos y
luego un silencio que no se presentía nada bueno.
Clothilede – Algo habrá hecho esa chirusa,
algo habrá hecho y el Adolfo tiene que mostrar su hombría, hacerse valer.
Mercedes – Pero la Susana lloraba, se nota que
algo tremendo paso, yo no me quiero meter pero para mí hay que ayudarla.
Rosa – Deja las cosas así como están, los
problemas son de ellos.
Clothilde – Además la Susana se los merece....
Rosa – Ya vio Clothilde como en todo
matrimonio, al año empiezan las peleas y los reclamos, pero una debe
aguantarlo... Hace un año que la Susana y el Adolfo vienen subiendo de tono sus
discusiones, yo le digo porque mi jardín linda con el jardín de ellos, y por
más que yo no lo desee se escucha todo.
Clothilede – Arriesgo mi reputación a que fue
la Susana quien, desde hace una semana quiere separarse, ya la ve tan rápida
con el Pedro.
Rosa – Le puedo asegurar que fue así, pobre Adolfo, quedo tan triste ante la
partida de la Susana, e imagínese que pasará si se entera de las andanzas de es
chirusa...
Mercedes – Yo a la Susana la entiendo, con un
marido de esos, y que vive para el trabajo... Yo la entiendo.
Rosa – Pero que se joda por haber elegido mal.
Cada una ha de estar atada al clavo que elige...
Clothilde – Claro, y cuando una tiene mal ojo deberá llevarlo a cuestas. Yo por suerte lo tengo al Aurelio, no me trajo ningún problema.
Clothilde – Claro, y cuando una tiene mal ojo deberá llevarlo a cuestas. Yo por suerte lo tengo al Aurelio, no me trajo ningún problema.
Mercedes – Y, ¿Están seguritas que la Susana
anda de cruces con el Pedro?, creía yo que eran amigos de la infancia y que
nunca soporto al Adolfo...
Rosa - Yo la vi de la mano, para mí que siempre hubo algo, pero recién ahora andan de la mano. Yo la vi de la mano...
Rosa - Yo la vi de la mano, para mí que siempre hubo algo, pero recién ahora andan de la mano. Yo la vi de la mano...
Clothilde – Ante tanta amistad puede que no se
controlen y zas... Pobre Pedro, para mí que la Susana debe haber planeado
todo... Eso le pasa por ser buenudo...
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