10 de septiembre de 2011

sueños desvanecientes


Tal vez el sueño dejo de existir, sometidos quedamos al alcance de la realidad.
Sin oponer resistencia muchos se entregaron, no esperaron a estar arrinconados por la realidad, no intentaron ni fueron capaces de huir de ella refugiándose sueño tras sueño. Prefirieron y desearon, quizás, no caer en la incertidumbre, ni menos en el miedo a ser descubiertos. Solitos ellos se entregaron, unos pasos (tal vez vacilantes) solo bastaron y sus sueños se extinguieron desparecieron… Quedaron aquellos quienes si opusieron resistencia, de todas las descabelladas formas arriba nombradas, manteniendo despiertos nuevos sueños, alimentándolos, abrigándolos, con aquella esperanza que un día los sueños ya gestados, ya crecidos, ya fuertes y más vivos que nunca sean quienes se enfrenten a la realidad y la realidad se transforme en esos sueños, si quizás la mismísima realidad este esperando eso, este esperando por algún sueño el cuál deseoso se decida a incorporarse a ella para convertirla en sueño y en realidad, en realidad y en sueño, ambos entrelazados, inseparables, dándonos todo a nosotros y negándose a arrebatarnos los nuevos sueños y las nuevas sonrisas


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