La rebelión de los cómodos...
Cansados de estar
quietos ahí, de estar sentados en ¡camas y colchones!, ¡camas y
sillones!, ¡camas, sillas y todo tipo de asientos!, decidieron
rebelarse. Estaban cansados ya de encontrarse ¡cómodos! en esos
lugares y decidieron rebelarse. Decidieron uno a uno organizándose
silla a silla, sillón a sillón, trasladándose y comunicándole al
otro que no deseaban más estar sentados, fueron de a poco, de a poco
y de a poquito, hablando y hablando con los diferentes cómodos y los
diferentes tipos de comodidades, llegaron a los que gustaban sentarse
en sillón de gran ¡confort! y también llegaron a aquellos que
solamente podían sentarse en sillas o en el suelo. muchos y muchos
solamente se encuentran sentados en el suelo o sobre una pequeña
tabla de madera casi minúscula y eso creían que era comodidad, a
eso le llamaban comodidad... Pero el mensaje fue extendiéndose uno a
uno, dos a dos, tres a tres y cuatro a cuatro, fue extendiéndose de
cómodo a cómodo, de persona a persona, de sillón a sillón, de
sillita a sillota, el mensaje se extendió ante todo el mundo
conglomerado bajo el nombre de cómodos y se los incitó a unirse a
la rebelión de los cómodos, una rebelión diferente a tantas otras.
Habían algunos pares
que nunca tranzaron con la comodidad y miraban esto asombrados, lo
miraban perspicaces
y
miraban como se movilizaban siendo un poco escépticos. pero también
con cierta satisfacción en ellos y en sus ojos. También estaban
aquellos que promovían la comodidad, eran pocos también y estos
miraban como se iba perdiendo, miraban con tristeza, ¡con furia y
con odio! pero no sabían como cambiarlos, empezaron a hablar de
diferentes tipos de sillones y a quienes estaban sentados en el suelo
le ofrecieron silla... sillas, gente y diferentes formas... Pero no a
todos les ofrecieron sillas porque no podían darles a todos, eso
argumentaban y se justificaban diciendo que solo podían ayudarlos un
poquito y mostrarles que podían llegar a obtener sillas más altas y
con un poco de suerte acceder a los grandes sillones.
La rebelión de los
cómods continuaba y los caminantes, los caminantes que nunca pararon
de caminar ahora empezaron a correr, a correr de alegría, a correr
gracias a la esperanza, a correr por semejante rebelión, la rebelión
de los cómodos y las sillas nunca más serían el centro
aglutinante
de alineación, los sillones no serían accesos exclusivo de
solamente unos pocos ni siquiera esos grandes sillones de confort,
todos serían una continua variación de momentos sentados para
descansar de su largo caminar. La rebelión de los cómodos, de
aquellos cansados de estar sentados porque estar sentado cansa,
cansa, y cansa ¡incluso más que caminar!, los caminantes
observaban, los caminantes apoyaban, los caminantes ayudaban a
destruir los suelos, los caminantes no ayudaban a eso porque los
suelos son indestructibles, ellos mostraban todas las desventajas,
las sillas grandes y las sillas chicas, las diferencias, resaltaban
esas diferencias y los cómodos cuestionaban y los cómodos
investigaban.
La rebelión de los
cómodos, la rebelión de aquellos quienes están hartos de tanta
mentira organizada, la rebelión de los cómodos, la rebelión de
aquellos quienes el traste cuadrado tienen de tanto estar sentados,
porque hace bien caminar, hace bien soñar, hace bien volar en busca
de sueños, caminar en busca de sueños y en busca de utopías...
porque todo esto y todo esto buscaba la rebelión de los cómodos,
buscaba: los sueños, las utopías, caminar y volar; buscaba: cambiar
el mundo conocido por ellos, crear nuevas realidades o como mínimo
conocer la realidad presente y transformarla, cuestionar todo lo que
se presente, debatir hasta aquello que parezca más cotidiano porque
lo más cotidiano muchas veces los llevó hacia la comodidad. Y como
siempre están los pesimistas, los optimistas, un conglomerado de
ellos, estaban los que decían “para que caminar si nos vamos a
cansar y tendremos que volver a las sillas” otros más pesimistas
decían “y quizás cuando regresemos a las sillas, la que nos
toquen sean muchos peores a los que teníamos, imagínate tu que
estas en el sillón regreses y encuentres una silla, tu en la silla
debas conformarte con el suelo y tu que perteneces al suelo te toque
un lugar repleto de espinas” y así los pesimistas gritaban a los
cuatro vientos llevando desesperanza pero la rebelión de los cómodos
se resistía a los pesimistas, también estaban esos otros optimistas
quienes parecían jugar el mismo juego que los pesimistas al grito
de: “para que vamos a caminar si las cosas van a llegar solas, si
el mundo siempre cambia y lo hace para bien, si vivimos en el mejor
mundo posible” esos optimistas perteneciendo al extremo opuesto
eran iguales a aquellos otros pesimistas. Pero estaban quienes
gritaban bajo gritos de esperanza: “vamos caminemos y caminemos
quizás nos cansaremos pero caminaremos y caminaremos y la
satisfacción de buscar nuestro sueños y utopías será la
satisfacción de caminar y esta misma nos hará seguir nuestro
caminar” otros gritos eran: “caminemos y caminemos aunque nunca
lleguemos a nuestros sueños, caminemos y caminemos aunque nunca sean
realizables pero el caminar y caminar nos hará mejores personas, el
caminar y caminar nos dará nuestra alegría aunque no sepamos si a
otros podremos llegar con nuestras alegrías pero debemos intentarlo,
pero debemos intentarlo” decían... La rebelión de los cómodos...
es genial!muy bueno!fantastico..cada palabra, y como conectas una con la otra!!
ResponderEliminarse me venian tantas ideas mientras leia..
pero sin embargo me dejaste sin palabras!!no puedo describir lo q me provoco leerlo..
solo me qeda felicitarte!
Este relato surgió en la "oralidad" (la palabra hablada), lo grabe en audio por la imposibilidad de escribirlo en su momento y quizás eso se transmitió en lo referido a la conexión entre las palabras. En mi me he dado cuenta que salen diferentes las palabras cuando las saco en voz alta, escuchándome, que cuando escribo mudo.
Eliminar