11 de marzo de 2012

La rebelión de los cómodos




La rebelión de los cómodos...
Cansados de estar quietos ahí, de estar sentados en ¡camas y colchones!, ¡camas y sillones!, ¡camas, sillas y todo tipo de asientos!, decidieron rebelarse. Estaban cansados ya de encontrarse ¡cómodos! en esos lugares y decidieron rebelarse. Decidieron uno a uno organizándose silla a silla, sillón a sillón, trasladándose y comunicándole al otro que no deseaban más estar sentados, fueron de a poco, de a poco y de a poquito, hablando y hablando con los diferentes cómodos y los diferentes tipos de comodidades, llegaron a los que gustaban sentarse en sillón de gran ¡confort! y también llegaron a aquellos que solamente podían sentarse en sillas o en el suelo. muchos y muchos solamente se encuentran sentados en el suelo o sobre una pequeña tabla de madera casi minúscula y eso creían que era comodidad, a eso le llamaban comodidad... Pero el mensaje fue extendiéndose uno a uno, dos a dos, tres a tres y cuatro a cuatro, fue extendiéndose de cómodo a cómodo, de persona a persona, de sillón a sillón, de sillita a sillota, el mensaje se extendió ante todo el mundo conglomerado bajo el nombre de cómodos y se los incitó a unirse a la rebelión de los cómodos, una rebelión diferente a tantas otras.
Habían algunos pares que nunca tranzaron con la comodidad y miraban esto asombrados, lo miraban perspicaces y miraban como se movilizaban siendo un poco escépticos. pero también con cierta satisfacción en ellos y en sus ojos. También estaban aquellos que promovían la comodidad, eran pocos también y estos miraban como se iba perdiendo, miraban con tristeza, ¡con furia y con odio! pero no sabían como cambiarlos, empezaron a hablar de diferentes tipos de sillones y a quienes estaban sentados en el suelo le ofrecieron silla... sillas, gente y diferentes formas... Pero no a todos les ofrecieron sillas porque no podían darles a todos, eso argumentaban y se justificaban diciendo que solo podían ayudarlos un poquito y mostrarles que podían llegar a obtener sillas más altas y con un poco de suerte acceder a los grandes sillones.
La rebelión de los cómods continuaba y los caminantes, los caminantes que nunca pararon de caminar ahora empezaron a correr, a correr de alegría, a correr gracias a la esperanza, a correr por semejante rebelión, la rebelión de los cómodos y las sillas nunca más serían el centro aglutinante de alineación, los sillones no serían accesos exclusivo de solamente unos pocos ni siquiera esos grandes sillones de confort, todos serían una continua variación de momentos sentados para descansar de su largo caminar. La rebelión de los cómodos, de aquellos cansados de estar sentados porque estar sentado cansa, cansa, y cansa ¡incluso más que caminar!, los caminantes observaban, los caminantes apoyaban, los caminantes ayudaban a destruir los suelos, los caminantes no ayudaban a eso porque los suelos son indestructibles, ellos mostraban todas las desventajas, las sillas grandes y las sillas chicas, las diferencias, resaltaban esas diferencias y los cómodos cuestionaban y los cómodos investigaban.
La rebelión de los cómodos, la rebelión de aquellos quienes están hartos de tanta mentira organizada, la rebelión de los cómodos, la rebelión de aquellos quienes el traste cuadrado tienen de tanto estar sentados, porque hace bien caminar, hace bien soñar, hace bien volar en busca de sueños, caminar en busca de sueños y en busca de utopías... porque todo esto y todo esto buscaba la rebelión de los cómodos, buscaba: los sueños, las utopías, caminar y volar; buscaba: cambiar el mundo conocido por ellos, crear nuevas realidades o como mínimo conocer la realidad presente y transformarla, cuestionar todo lo que se presente, debatir hasta aquello que parezca más cotidiano porque lo más cotidiano muchas veces los llevó hacia la comodidad. Y como siempre están los pesimistas, los optimistas, un conglomerado de ellos, estaban los que decían “para que caminar si nos vamos a cansar y tendremos que volver a las sillas” otros más pesimistas decían “y quizás cuando regresemos a las sillas, la que nos toquen sean muchos peores a los que teníamos, imagínate tu que estas en el sillón regreses y encuentres una silla, tu en la silla debas conformarte con el suelo y tu que perteneces al suelo te toque un lugar repleto de espinas” y así los pesimistas gritaban a los cuatro vientos llevando desesperanza pero la rebelión de los cómodos se resistía a los pesimistas, también estaban esos otros optimistas quienes parecían jugar el mismo juego que los pesimistas al grito de: “para que vamos a caminar si las cosas van a llegar solas, si el mundo siempre cambia y lo hace para bien, si vivimos en el mejor mundo posible” esos optimistas perteneciendo al extremo opuesto eran iguales a aquellos otros pesimistas. Pero estaban quienes gritaban bajo gritos de esperanza: “vamos caminemos y caminemos quizás nos cansaremos pero caminaremos y caminaremos y la satisfacción de buscar nuestro sueños y utopías será la satisfacción de caminar y esta misma nos hará seguir nuestro caminar” otros gritos eran: “caminemos y caminemos aunque nunca lleguemos a nuestros sueños, caminemos y caminemos aunque nunca sean realizables pero el caminar y caminar nos hará mejores personas, el caminar y caminar nos dará nuestra alegría aunque no sepamos si a otros podremos llegar con nuestras alegrías pero debemos intentarlo, pero debemos intentarlo” decían... La rebelión de los cómodos...

2 comentarios:

  1. es genial!muy bueno!fantastico..cada palabra, y como conectas una con la otra!!
    se me venian tantas ideas mientras leia..
    pero sin embargo me dejaste sin palabras!!no puedo describir lo q me provoco leerlo..
    solo me qeda felicitarte!

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    1. Este relato surgió en la "oralidad" (la palabra hablada), lo grabe en audio por la imposibilidad de escribirlo en su momento y quizás eso se transmitió en lo referido a la conexión entre las palabras. En mi me he dado cuenta que salen diferentes las palabras cuando las saco en voz alta, escuchándome, que cuando escribo mudo.

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