14 de marzo de 2012

Bestias Zaparrastrosas


Bestias zaparrastrosas erguidas en los confines de la humanidad, rodeandola con círculos teñidos de rojo, ¡bestias con hambre de oprimir los botones de esos tristes sacos negros que descansan en grandes demonios!.
Bestias zarrapastrosas quienes ríen cínicamente al continuamente cambiar, transmutar y trastocar la idea de bien y mal que alguna vez obligaron sin látigo y otra vez con látigo a esos quienes no ven ni siquiera ese rojo furioso impreso en los limites del maldito círculo.
Bestias zaparrastrosas jugando el papel de amo, ¡mintiendo mientras regurgitan verdades! para que ese apestoso, mas bien asqueroso no se lo codicie.
Bestias zarrapastrosas a quienes algún descuidado depositó el destino de miles de cuerpos, el destino de los calcinados y de sus opuestos a falta de nombre
Bestias quienes se disfrazan como vencedoras de Hércules, de Aquiles y de otros grandes héroes mientras ocultan que fueron solo individuos desorientados por no estar acompañados.
Bestias fuertes que ante el soplo del viento, la unión de voces, la fuerza del sonido y de las palabras pueden simplemente ser tumbadas y perecer en el recuerdo (el olvido no es deseable al dar la posibilidad de que vuelva a suceder)
Bestias quienes le temen a las voces transportadas por los cuatro vientos, a los aullidos, a los temblores de los pies, al fluir de los papeles, al resonar de los bombos.
Bestias quienes le temen a los libros que no perecen, a los genios que no callan, a las personas que desean abrir ojos, a los abridores de ojos y a quienes los abren.
Bestias amantes de la rutina, amantes de lo cotidiano, de la ignorancia, del no asombro, bestias que se muestran fuerte ante lo que aman
Bestias zaparrastrosas, ilusiones de bestias... Bestias quienes se muestran fuertes sabiendo a priori de ser débiles...

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