5 A.M.
La brisa helada, las notas cálidas
viajo esperando un encuentro, sin adiós.
Un viajo tango ronco me canta
sus penas de madrugada
-me abrigo por parpadeos
y el hielo del fernet entumece mis labios,
el saco me espera, estrujado en la silla,
mientras contemplo sombras sobre luces rojas -
La brisa helada, las notas…
sonámbulo entre cemento y jungla.
destentillado juego - ¿O fatigado?
a los desencuentros
viajo esperando un encuentro, sin adiós.
Un viajo tango ronco me canta
sus penas de madrugada
-me abrigo por parpadeos
y el hielo del fernet entumece mis labios,
el saco me espera, estrujado en la silla,
mientras contemplo sombras sobre luces rojas -
La brisa helada, las notas…
sonámbulo entre cemento y jungla.
destentillado juego - ¿O fatigado?
a los desencuentros
Ser árbol.
Me convierto en árbol, en porcelana fría, artesanías
olvidadas en la tierra, en pullover, en lana de vicuña, de llama, en bordado
que deviene a poncho, a trapo y vuelve a la tierra donde nace el árbol.
Soy árbol, alegría, nube y agua que cae, surca montañas y se
vuelve arroyo; ríos que alimentan árboles.
Mi esencia: algarrobo, caldén o chañar, en el fruto que las
paisanas transforman a arrope. De dulce a higo, a higo del árbol, al que me
convierto para lavar mis penas y mi soledad.
Soy el árbol solitario, rodeado de gente, de otros árboles.
Soy el árbol citadino, al que no miran, de poca importancia. Soy árbol de
parque, egoísta, imprescindible, luego desplazado por otros árboles bellos, muerto
por hachas.
Me convierto en árbol triste… en sonrisa.
Soy árbol de bosque rodeado de más árboles, árbol que
brilla, canta y danza.
También me convierto en rima, en canción. Soy melodía de la
guitarra, del bandoneón y del violin. Vuelo de la chacarera al tango, soy
zamba, zamba del algarrobo, de su pan y de su pueblo tapado, excluido.
Arbol que ajusticia y dignifica. Planta, mazorca, humita o
locro. En guiso para llegar a cada hogar, y sentir labios curtidos o labios
suaves. Escucho suspiros al llegar o al irme.
Me siento solo y acompañado, también amo, peno y río. Me
convierto en árbol, en vida, en amistad. Quiero ser abeja y polinizar el girón
de la flor, caldén, quebracho, chañar, llama, vicuña, guanaco y puma de
nuestros pagos y nuestro sol.
Soy árbol, soy vida, soy yo: Sergio que siente y vive, que
ama. Instante y eternidad, efímero como las hojas del otoño, como la vida del
árbol en primavera.
Soy vida, soy árbol, soy yo, agua o rio, vasija y poncho,
lana, soy árbol y soy yo.
Texto 2.
Flotan burbujas en el aire denso, se esconden mentiras en la
noche. Entre chismes, pasquines y distopias asaltan al conejo de Alicia. El
reloj cayó y se golpeó en el lacio oscuro, en los rulos que sonríen, en la
zamba que espera lejos y es recordada en el brillo del cristal destrozado.
Las manos dejan escurrir la arena, que vuelva al mar, al
horizonte, al sol que abraza a la tez trigueña, delicado castaño. Resiste a la
leve brisa y a sus rumores o sus trampas. Se juega el pellejo en cada mano que
engaña y revira mirando sereno, altivo y confiado.
Un solo título, una letra ponderando mensajes que agachan a
leones, elefantes y comadrejas. Añora cuando el eco volvía limpio y sincero.
Actúo ciego, en praxis renovada que florece en primavera, en
el camino del Inca recordando glorias pasadas y sagradas.
Por último, levanta el pescuezo solo para repetirse palabras
incesantes, esperanzadoras y luchadoras
con sabor a poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario